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7.     El Magnetismo después de Gilbert


Los primeros estudios sobre el magnetismo se debieron a un motivo práctico: los navíos que hacían navegación transoceánica necesitaban la brújula. Sus capitanes debían conocer la diferencia que existía entre el "norte magnético" y el "norte verdadero". 

Henry Gellibrand ("g" suave) publicó en 1635 las evidencias de que esta diferencia cambiaba ligeramente con el tiempo. Fue un descubrimiento desconcertante. Significaba que las observaciones magnéticas de las posiciones locales después de algunas décadas eran inexactas y, por consiguiente, debían repetirse de vez en cuando. 

 Y, bajo el punto de vista teórico, ¿cómo pueden experimentar tales cambios las propiedades magnéticas de la Tierra? Ningún imán conocido se comportaba así. Edmond Halley, famoso por el cometa, salió a relucir en 1692 con una explicación ingeniosa. Afirmaba que el interior de la Tierra consistía en capas, esferas dentro de esferas. Cada esfera estaba magnetizada de forma independiente y cada una giraba lentamente con respecto a las otras. 
 
 
Edmond Halley
Halley estaba tan orgulloso de su teoría que cuando posó para un retrato a la edad de 80 años, lo pintaron de pie cerca de un modelo de la Tierra con sus capas. En 1698 también comandó un pequeño buque, el Paramour, en un viaje para cartografiar el campo magnético del Océano Atlántico; el viaje se hizo peligroso cuando el Paramour, de 51 pies de eslora, tuvo que esquivar los icebergs antárticos en la densa niebla. De sus observaciones Halley hizo la primera carta magnética (más bien, la primera carta de perfiles existente) y que se usó ampliamente durante el siglo XVIII, aún cuando no se volvió a actualizar. 

 En 1724 George Graham halló que alguna veces la aguja de la brújula cambiaba de dirección, un ángulo pequeño, durante un día más o menos; un siglo más tarde Alexander von Humboldt denominaría estos fenómenos como tormentas magnéticas. Este efecto era muy extenso: Anders Celsius en Uppsala observó uno a la vez que Graham en Londres, y un siglo más tarde se halló que era de extensión mundial. Celsius y su estudiante Hiorter también observaron perturbaciones magnéticas asociadas a auroras boreales; hoy en día estos fenómenos están asociados con las "subtormentas magnéticas".   

 Todo ese tiempo, el único tipo de magnetismo conocido era el magnetismo permanente del hierro magnetizado o el de la calamita. La fuerza magnética a causa del polo magnético al final del imán se perecía algo a la gravedad o a la fuerza eléctrica, debilitándose en proporción a 1/r2, siendo r la distancia desde el polo. Este relación de "cuadrado inverso" fue confirmada en 1777 por Charles Coulomb en Francia, por medio de experimentos con una aguja magnética suspendida sobre un muelle torsionable, un instrumento que presentó Coulomb, prototipo de la mayoría de los detectores magnéticos de los siguientes 170 años. 

 La principal diferencia era que mientras la gravedad solo atraía, el magnetismo podía también repeler. Jonathan Swift (1726) propuso satíricamente que esa repulsión pudiera actuar como "antigravedad", manteniendo una isla flotando en el espacio, como cuenta en la historia del tercer viaje de los "Viajes de Gulliver". 

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Author and Curator:   Dr. David P. Stern
     Escríbele al Dr.Stern: (En Inglés por favor):   earthmag("at" symbol)phy6.org

Traducción al español por J. Méndez
Última Actualización: 11-25-2001