La Carrera de los MisilesEl final de la II Guerra Mundial llegó en 1945, cuando Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades japonesas, fueron destruidas por ambas bombas atómicas. Los cohetes tuvieron de pronto una nueva y terrorífica imagen. La carga de 1 ton. de las V-2 alemanas solo causaba un daño limitado: era un arma de terror imparable, pero insignificante desde el punto de vista estratégico. Ahora ese poder destructivo podía aumentarse unas 20.000 veces. Diez años después, cuando se perfeccionó la bomba H, esta relación se aumentó en millones.Este logro, en los años posteriores a la II Guerra Mundial, hizo
que los militares ofrecieran un mayor apoyo al desarrollo de los cohetes,
especialmente en los EE.UU. y en la URSS o Unión Soviética
(ahora República Rusa y sus aliados). Mientras mucha gente soñaban
con explorar el espacio, el dinero iba destinado, en ese momento al menos,
al desarrollo de misiles.
Los primeros cohetes militares fueron muy adaptables para usos científicos. Los militares pretendían que los "Misiles Balísticos Intercontinentales” (ICBMs) fueran capaces de alcanzar cualquier punto de la Tierra, y para esto tenían que ser capaces de impartir una velocidad muy cercana a la necesaria para alcanzar una órbita sobre la atmósfera. Tanto los EE.UU. como la URSS se pusieron a trabajar en los cohetes de combustible líquido. Los EE.UU. capturaron un buen número de V-2 en buen uso, así como al equipo de diseño de cohetes alemán liderado por Wernher von Braun, que pronto tuvo un papel decisivo en el desarrollo de los misiles norteamericanos. La URSS también capturó motores V-2, y los diseñadores rusos, liderados por Valentin Glushko y Sergei Korolev ("Koralyov") copiaron esos cohetes y luegon pasaron a desarrollar los suyos propios, más potentes . En los EE.UU. con esos esfuerzos se consiguieron los cohetes Thor y
Jupiter, con un alcance de 2000-3000 km, y el Atlas cuyo alcance era intercontinental.
Al mismo tiempo se desarrolló una serie de cohetes científicos
a partir del JPL's "Corporal", particularmente el Aerobee, para estudios
de la alta atmósfera y el Viking, un vehículo mayor. En Inglaterra
y Francia también se desarrollaron proyectos de misiles y cohetes
científicos, mucho más limitados.
Por un convenio internacional los años 1957-8 fueron declarados como el “Año Geofísico Internacional” (IGY), un espacio de tiempo para desarrollar esfuerzos internacionales para el estudio de la Tierra, los océanos, la atmósfera y el entorno del espacio terrestre. Los EE.UU. anunciaron que estaban planeando lanzar en esos momentos un pequeño satélite con una radio-baliza, el "Vanguard", que usaba un cohete multietapa basado en la tecnología del Viking . Extraoficialmente Von Braun también estaba preparando un cohete militar para lanzar un satélite, suministrado por el grupo de Van Allen de la Universidad de Iowa, pero no le permitieron hacerlo antes que la misión oficial Vanguard. |
Sputnik |
El 4 de octubre de 1957, ese cohete puso en órbita circular por encima de la atmósfera el primer "sputnik" (= satélite) ruso, causando una gran conmoción en todo el mundo. El Sputnik fue visto como un reto a la tecnología de los EE.UU., y evidenciaba que los misiles soviéticos eran de alcance intercontinental. Esto no hizo solamente adelantar los planes de lanzamiento de los EE.UU., sino que hizo también reconsiderar el programa de educación científica de las escuelas y otras interioridades de la tecnología avanzada. Un mes más tarde la URSS lanzó el Sputnik 2, que llevaba una perra llamada Laika, probando que los seres vivos podrían volar al espacio y sobrevivir. Los EE.UU. hicieron la prueba de lanzar su satélite Vanguard
el 6 de Diciembre de 1957, pero fallaron. El margen de potencia de elevación
extra era más bien pequeña; en los primeros y críticos
segundos no pudo elevar el cohete con la sufieciente rapidez como para
separarlo de su apoyo; en vez de eso, el cohete se tumbó y ardió.
Hoy en día todas las lanzaderas espaciales usan sujeciones para
mantener el cohete abajo durante esos segundos, hasta que se alcanza el
empuje completo; si se observa la cuenta atrás de un lanzamiento
espacial, se puede ver que la ignición comienza un instante antes
del despegue. No era así en los primeros tiempos. Los posteriores
lanzamientos de los "Vanguard" despegaron sin problemas, pero lo que se
recuerda es el fallo de 1957.
Van Allen había planeado observar la radiación cósmica, los iones de alta velocidad (átomos despojados de electrones) del universo distante. Principalmente buscaba medir el flujo de los rayos cósmicos de iones de más baja energía, que eran completamente absorbidos por la atmósfera y no podían ser estudiados desde el suelo (la reciente misión Sampex estudió estas partículas con instrumentos mucho mejores). A diferencia de la órbitas de los Sputniks, la del Explorer 1 fue muy elíptica; subiendo hasta altitudes por encima de los 2000 km. Extrañamente, a mayores altitudes, la cantidad de partículas de rayos cósmicos registradas por el contador Geiger cayeron a cero. La razón se encontró por medio del Explorer 3, que mostró que a mayor elevación la radiación normal era tan alta que el instrumento se sobrecargaba. De esta forma se descubrió el cinturón de “radiación atrapada” (o sea, iones y electrones atrapados) que se extiende alrededor de la Tierra, mantenida por el campo magnético de la Tierra. |
El método del encendido de los cohetes desde globos que aún se usa por los amateurs de hoy.
Sitios Web sobre el Sputnik 1--aquí y aquí.
Sobre la vida y obra de Sergei Korolev.
Sobre el papel de Korolev en el lanzamiento del Sputnik.
Enlaces recopilados por la NASA History Office.
"The Space Place" con muchos enlaces relacionados con la historia de los vuelos espaciales.
Un sitio de exploración conectado con la insignia de mérito de la esploración espacial.
3 libros sobre la historia de los vuelos espaciales, revisados por Alex Roland en Nature,. . . .
"Countdown: A History of Spaceflight" por T. A. Heppenheimer, 398 pp., Wiley 1997.
"Korolev: How One Man masterminded the Soviet Drive to Beat America to the Moon", por James Harford, 292 pp. Wiley, 1997. (También revisado por Alan Wells en New Scientist, 19 Julio1997, p.44)
Algo nuevo bajo el Sol: "Satellites and the Beginnings of the Space Age" Helen Gavaghan, 300 pp. , Copernicus, 1998.
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Author and Curator: Dr. David P. Stern
Last updated 13 December 2001
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